miércoles, 5 de mayo de 2010

Una de cal y otra de arena

Concierto en Messini - Grecia. Agosto 2009
Por Marly Velasco




PRIMERO LA DE ARENA.

Ya por el video se puede deducir que nos sentamos algo retirados del escenario y de lado, aunque era lo más cercano que había ya que el recinto tiene forma de "U". Y es que si algo puede ir mal, saldrá peor y ese día fue un inconveniente tras otro hasta que al final me quedé sin poder hablar con Frangoulis.

Les pongo en situación: cuando en verano del 2009 decido pasar mis vacaciones en Grecia y dado que tenía la intención de visitar Patras y Olimpia además de Atenas, contacto con mi amiga Ioanna -quien es propietaria de una pequeña empresa de eventos que organiza los conciertos de Frangoulis en la ciudad de Patras-, para ver si podíamos coincidir en algún momento y conocernos por fin después de casi cuatro años de amistad vía Internet. Entre tantos e-mails de idas y venidas surge la idea de asistir juntas al concierto que Mario ofrecía en la antigua ciudad de Messini. Ioanna, que es una mujer encantadora al igual que su familia, se ofreció para ser mi guía turística durante dos días en un maravilloso recorrido por el Peloponeso occidental visitando Patras, la Antigua Olimpia, Messini (con concierto incluído), Kalamata, Mani, las cuevas de Diros y vuelta a Patras donde pasaría un día mas. ¿Quién en su sano juicio diría que no a semejante propuesta? Desde luego yo no lo hice y en honor a la verdad debo confesar que durante este viaje me enamoré aún más de ese hermoso país. Si algún día tienen la oportunidad de realizar este recorrido, háganlo no se arrepentirán.

¿Por qué digo entonces que esta es la de arena? Pues porque si bien el paseo fue idílico, lo que pudo ser mi gran oportunidad de oro para conocer a Mario, o mejor dicho para que Mario me conociera a mi, se convirtió en la apología de la Ley de Murphy. Para empezar el concierto en realidad no era tal, sino una actividad dentro del acto de reapertura al público del recinto de la antigua Messini y la inauguración del estadium en este tipo de eventos, ya que nunca antes se había celebrado concierto ni representación alguna allí; por este motivo, la entrada era gratuita y precedieron al concierto una serie de discursos de las autoridades locales (quienes fueron abucheados, por cierto) y del arqueólogo encargado de habilitar el recinto (el único a quien aplaudieron además de a Mario). No obstante, nosotros (Ioanna, su hijo y yo) ya sabíamos esto, así que la estrategia era llegar al menos con un par de horas de antelación, ver los últimos ensayos y hablar con Mario antes del concierto, pues si lo dejábamos para el final podían darse dos situaciones: o bien que todo el mundo se le acercara a saludarlo y pillarlo agotado y/o agobiado con tanta gente, o que siendo un evento eminentemente político cantara y se fuera, tal y como finalmente ocurrió sin tan siquiera tener la oportunidad de tomarle una foto de frente más que esta.


Así que con esa idea salimos de Patras rumbo a Messini haciendo una parada en la mítica Olimpia, íbamos de acuerdo al horario previsto, llegamos a un hotel en las afueras de Messini, nos registramos, almorzamos, nos arreglamos y pusimos rumbo a la ciudad antigua que es donde queda el recinto, aquí fue donde empezaron a torcerse las cosas pues según los cálculos de Ioanna tardaríamos solo una hora en llegar a la antigua Messini pero nos tomó casi el doble, además cada vez se nos iban sumando más y más automóviles hasta que formamos una especie de caravana con destino todos al mismo lugar.

Cuando por fin llegamos resulta que el área de estacionamiento del recinto es muy pequeño y -por supuesto- estaba destinado a los músicos y las autoridades, así que emprendimos la aventura de buscar un lugar donde dejar el auto junto con otras setecientas personas más o menos. No sin trabajo aparcamos y nos dirigimos lo más rápido posible a la entrada del recinto con la esperanza de al menos acercarnos al camerino a saludar a Mario pues ya para entonces había finalizado los ensayos, pero la sorpresa fue mayúscula cuando vimos que aún estábamos lejísimos del estadium y no solo eso sino que para llegar hasta allí prácticamente había que hacer rappel o al menos senderismo, “¡Dios! de bajada y con vestido solo falta que ruede ladera abajo” pensé, menos mal que llevaba puestas unas sandalias con un pequeño tacón que me sirvieron de piolets en esta carrera loca que recordaba mas bien a la carrera de Queso de Cooper’s Hill. Total, que no solo llegamos tarde sino que además sudadas, con los zapatos llenos de tierra y jadeando.


“¿Y ahora donde nos sentamos?” con el recinto casi lleno habían unos tentadores asientos en primera fila que, como era de esperar, estaban reservados a relevantes personalidades, pero como en medio de la oscuridad siempre hay un punto de luz, apareció Panicos, representante de Mario, quien gentilmente nos ayudó a acomodarnos en unas localidades no muy lejos de las reservadas y nos indicó que ya Mario se estaba preparando para salir al escenario. Así, y después de los respectivos discursos, comenzó el concierto que en esta oportunidad giraba entorno a la figura de Manos Hatzidakis y su obra, para que se hagan una idea digamos que fue un anticipo del CD "Season of Love". En general disfruté del concierto, Mario, los músicos y Debora Myers estuvieron bien pero el sonido dejó mucho que desear, se nota que era contratado por la organización del evento y el pobre Mario pasó gran parte del concierto tratando de entenderse con el jovencito de la mesa de sonido ¡qué estrés! casi lo sacudo yo misma para ver si así prestaba atención, además el escenario era bastante pequeño y quedaba muy retirado de las gradas por las propias características del recinto, a esto hay que sumarle que muchas de las personas asistentes estaban allí porque era gratis, lo que provocó que gran parte del público estuviera disperso, con algunas excepciones en que se mostró participativo coreando las canciones o aplaudiendo al compás de la música. Aún así creo que las personas que estaban en el escenario intentaron dar lo mejor de sí, incluso hubo un momento en que Mario bajó del escenario y comenzó a cantar en medio de la pista, ese fue un momento mágico del que capté algunos segundos en video con mi cámara de fotos.



Una vez finalizado el concierto, hicimos el intento de acercarnos hasta los camerinos o mejor dicho las carpas habilitadas como tales (ya les digo, la organización un desastre) pero los que estaban allí de seguridad no nos dejaban bajar hasta la pista, así que tuvimos que dar un rodeo por las gradas y cuando por fin nos estamos acercando vemos dos automóviles alejarse de las tiendas-camerinos, (oh-oh!) al llegar al lugar Kiki -una de las asistentes de Mario- nos confirma que se había marchado. La pobre Ioanna se quedó toda contrariada, yo le dije que si bien esa era una excelente oportunidad para poder hablar con Mario, también era conciente del tipo de evento en el que nos encontrábamos y que algo así podía suceder. Durante la travesía de regreso (no hay que olvidar que casi hicimos rappel para descender hasta el estadium, con lo cual se podrán imaginar la "escalada" para llegar hasta el auto), Ioanna me contó que a la semana siguiente se encontraría con Mario y que le contaría con detalles toda la travesía, le diría que fuí hasta allí para verle y poder hablar con él y le daría saludos de parte del grupo de yahoo en español al que pertenecemos parte de los colaboradores de este blog.

Ya en el hotel y lamentando mi mala suerte me miré en el espejo, empecé a reír y dí gracias a Dios porque al final no se produjo el dichoso encuentro: de tobillos para abajo estaba llena de tierra, tenía el vientre hinchado, estaba indescriptiblemente despeinada, con el maquillaje corrido y para colmo me estaba saliendo un grano debajo de la nariz. ¿Qué habría pensado Mario si me hubiese visto con semejante facha? Seguro que no le cautivaría pero desde luego no iba a pasar desapercibida ¿No creen? Algunas semanas más tarde recibí un correo de Ioanna confirmando que le había hecho llegar mis saludos a Mario "le mencioné tu nombre y le conté nuestra desilusión por no podernos reunir con él en Messini" me escribió, y agregó "Mario dice que lo siente mucho".

En el fondo yo también lo siento, como dije al principio fue una oportunidad de oro perdida y que no sé si volveré a tener… al menos esta vez pude tomar fotos y videos durante el concierto, pero me habría encantado repetir la experiencia de la primera vez que fui a un concierto de Mario. Esa, la de cal, queda para mañana.



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